martes, 22 de enero de 2008

El encuentro con El Materialismo


"La miseria no sólo destruye el desarrollo corporal. Es un antídoto de todo lo espiritual y opera una destrucción radical de todo aquello por lo que el hombre se siente humano".
Daniel Rops.

La miseria invisible

Englobamos en este tema bajo este epígrafe los encuentros con la incultura y la irreligiosidad. Materialismo es la negación de los valores espirituales que se remontan por encima de lo sensible. Y tristemente vemos sumidos en él a millones de hombres de todas las razas y naciones y de cuyo contagio no se han visto libres todos los pueblos.

Ascendemos pues a un plano superior de la miseria: primero el desamp
aro de la incultura. Algo más impalpable de la promiscuidad del tugurio o la enfermedad repugnante, pero una miseria más profunda y dolorosa por la supremacía de los valores del espíritu sobre los de la carne. Y subiendo un escalón más llegamos al punto que como católicos nos ha de interesar más: la irreligiosidad. Los cinco ríos de negrura a que nos hemos asomado desembocan en un mar de irreligiosidad y de ateísmo práctico. Y precisamente por eso nos duele. Es el schock más violento y trascendental.


Método activo

Esta es la ocasión de que nosotros tomemos la temperatura al catolicismo nuestro y de los que nos rodean. Y que de una manera rudimentaria, hagamos una pequeña encuesta sobre la situación religiosa de las personas con las que convivimos. ¿Cuáles son realmente las cifras de nuestros pueblos que practican su religión? En la oficina o en el barrio donde vivo o dentro de la asociación a que pertenezco, voy a hacer un recuento sociológico. Provisto de papel y lápiz voy a contar el número de personas que no saben leer o la media de su asistencia a Misa o sencillamente poner un "si" o un "no" a un rasgo que me proponga detectar.

Si se puede hacer una visita a una escuela o a un Instituto Laboral no para admirar su arquitectura, sino para establecer contacto con sus moradores en un ambiente de camaradería y comparar lo que se hace con lo que se deja de hacer, sería el ideal. Lo mism
o si no se ha visitado nunca una catequesis, esta es la ocasión para asistir e incorporarse a esta maravillosa escuela de virtudes humanas y cristianas. Por lo menos este domingo a la salida de Misa me voy a a tomar la molestia de contar el número de hombres en comparación con el de mujeres que salen de la Iglesia.

Tan importante como que yo baje al suburbio, es el que el obrero suba a mi círculo social. Hay obreros de la HOAC u otras asociaciones religiosas que están deseando hablar a otros de los problemas espirituales y materiales de su clase.


Sinceridad en enjuiciar nuestro catolicismo

Despojémonos de todo prejuicio. no entremos en este tema suponiendo que nuestra nación es el país más católico del mundo y que si hay sombras, la culpa la tienen los masones, los liberales o las Internacionales Comunistas. El único juicio ante quien nos interesa defender a los hombres de nuestra Patria es en el juicio, que más allá de fronteras de rencillas o acusaciones, vaya haciendo Jesucristo a la hilera de personas que se presentan ante El después de la muerte.

No seamos estrechos en nuestra mirada. Si somos estrechos de miras e nuestros juicios, no podremos ser como Jesucristo que redimió a todos los hombres. Y reconozcamos que con la mayor buena voluntad del mundo, nos podemos equivocar. Cuenta el Director de un gran movimiento social católico que estaba visitando en Chile un fundo extensísimos. Los indios que trabajaban en la finca vivían en chozas miserables y de un modo antinatural y anticristiano. El propietario orgulloso de su obra le pasó a enseñar una magnífica capilla moderna que él había construido y que había sido consagrada por el Obispo hacía poco tiempo. "Hubiera sido mejor - cuenta este sacerdote - que esta iglesia no estuviera aquí y las casas fueran mejor. En vez de esta casa de Dios, casas cristianas para sus obreros. ¿Cree Vd. que con eso agrada a Dios o más que halaga a su vanidad y a su amor propio? Por supuesto herí su sensibilidad. Ya no me volvió a visitar a su finca". ¿No se podría aplicar esta última frase de Monseñor Ligutti a algunos aspectos de nuestro catolicismo?

Una vez más nos vemos obligados a repetir que este deseo nuestro de poner ante la vista la situación fea de nuestra educación y nuestro catolicismo, no tiene más móvil que el de remover las conciencias tranquilas de colegiales y universitarios, la mayoría de los cuales viven en el más placentero de los limbos respecto a estas materias. Sabemos de memoria el esfuerzo ingente que se está realizando en ambas esferas y los esgrimimos cuando es necesario. Pero nuestro propósito de hoy es impresionar con las tintas negras para zarandear la pereza de los que creen que no hay nada que hacer.


Carlos Giner, S. J. y Dionisio Aranzadi, S. J. En la escuela de lo social. Manual de formación social para la juventud. 4ª edición. Universidad de Deusto. Bilbao, 1964.


martes, 15 de enero de 2008

El impacto de la tecnociencia en la sociedad contemporánea


En la antigüedad el hombre se proponía como objetivo principal conocer la naturaleza; en la modernidad dicha intención fue cambiando hacia la voluntad de dominarla y actualmente la tecnociencia siendo un sistema de acciones eficientes cuya base es el conocimiento científico modifica al mundo no abarcando solamente la naturaleza sino a la sociedad y a los seres humanos, transformándolos. Si los seres humanos explotamos la naturaleza y nos volvemos especuladores con la vida ¿qué calidad de vida tendremos?, es más ¿será posible la vida?. Antes el saber científico buscaba la verdad, actualmente a partir de la relación con el capital, la ciencia se integra en la lógica capitalista de maximizar ganancias al menor costo, es decir, la ciencia deviene una fuerza de producción más, un momento en la circulación del capital, como señala Hacking: “Gran parte de la ciencia normal es aplicación tecnológica”.

A partir del auge científico y tecnológico en el siglo pasado surgieron reflexiones críticas sobre la ciencia y la tecnología desde diferentes perspectivas: económicas, ecológicas, sociológicas, políticas, etc. Estas reflexiones se preocuparon por las consecuencias ambientales negativas de determinados experimentos científicos; los problemas éticos aparejados por ciertas líneas de investigación tales como la biotecnología, la sociotecnología, la clonación, etc.; la dependencia económica y tecnológica a las que son sometidos los países subdesarrollados así como la función ideológica y de control social que desempeñan algunas teorías. Según Echeverría con estas reflexiones surge otra corriente de pensamiento que podría denominarse “filosofía crítica de la ciencia y la tecnología”.

La tecnología se ocupa de la acción humana sobre cosas y personas dando poder sobre cosas y seres humanos, y no todo poder es bueno para todos. La creación de riqueza puede tener efectos negativos. Los riesgos ecológicos, nucleares, químicos y genéticos, muchas veces intangibles y globales, acompañan a los beneficios del desarrollo y afectan a la sociedad moderna

Resulta obvio que los avances tecnológicos permiten a la humanidad progresos irrenunciables, pero debemos tener en cuenta los precios a pagar y reflexionar si podemos evitar efectos negativos.

La tecnociencia es un instrumento de dominio y transformación de la naturaleza y de la sociedad por eso de ella se espera un avance en el control de la naturaleza, una mejora en la calidad de vida, sin embargo parece beneficiar sólo a determinados grupos sociales. De suerte que es el deseo de enriquecimiento y poder, más que el de saber, el que hoy impone a la ciencia y a la técnica el imperativo de mejorar sus actuaciones y la realización de sus productos. Dejando de lado las razones humanitarias se le da al desarrollo de la ciencia un sentido a favor del incremento del poder económico y político.

Hay una preocupación por los sin voz, pero que se verán afectados por los resultados del cambio técnico. Es importante dar cuenta de las decisiones que se adoptan y cómo se adoptan, pero también del "programa oculto" que influye en tales decisiones, y que nunca se hace explícito. Se trataría de desvelar intereses y procesos sociales más profundos que pueden estar en la base de las elecciones sociales de la tecnología.

Aceptar acríticamente la tecnología implica un contrato social implícito cuyas condiciones sólo advertimos a menudo mucho después de concretarlo permitiendo que se vayan remodelando las condiciones de vida humanas de modos no deseados y con consecuencias negativas para amplias capas de la población y para el futuro del planeta. Lo que pareciera ser elecciones meramente técnicas son en realidad opciones hacia formas de vida social y política que van construyendo a la sociedad y configurando a las personas, sin plantearse un momento valorativo y reflexivo que introduzca cuestiones sobre las posibilidades de crecimiento de la libertad humana, de la creatividad o de otros valores. No aceptemos vivir encadenados como los prisioneros en la caverna de Platón, rompamos las cadenas pensando críticamente qué sociedad tenemos y qué sociedad queremos. No debemos caer en un “tecnofanatismo” siendo acríticos considerando que el progreso tecnológico traerá progreso económico y por ende social, creyendo que la tecnología es un futuro de promesas que se expandirá a todos los seres humanos; tampoco debemos quedarnos con las visiones “tecnofóbicas”, considerando a la ciencia y a la tecnología como una amenaza para el orden social, donde se le atribuye a la tecnología la causa de todos los males. Ambos son dos caras de la misma moneda donde la tecnología ocupa un lugar central y un rol determinante. Desde la educación se puede contribuir a desmitificar la tecnología contrarrestando alguno de los riesgos que suele traer y para ello hay que conocerla pero no sólo en su aspecto funcional, sino también en el impacto que causa.

Si bien pensamos que La ciencia y la tecnología se han convertido en recursos estratégicos políticos y económicos tanto para los Estados como para las industrias, no podemos desconocer que el desarrollo tecnocientífico puede aportar ventajas al bienestar de la sociedad, habría igualmente que tomar conciencia de que el cambio tecnológico está en la base de muchos de los problemas ambientales y sociales. Como dice Galeano en su libro “Patas para arriba. La escuela del mundo al revés”: “En América Latina mueren veintidós hectáreas de bosque por minuto, en su mayoría sacrificadas por las empresas que producen carne o madera, en gran escala, para el consumo ajeno ...” “...La diversidad tecnológica dice ser diversidad democrática. La tecnología pone la imagen la palabra y la música al alcance de todos, como nunca antes había ocurrido en la historia humana, pero esta maravilla puede convertirse en un engaña pichanga si el monopolio privado por imponer la dictadura de la imagen única, la palabra única y la música única. Como dice el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores, a propósito de la información: “Estamos informados de todo, pero no nos enteramos de nada”.

Irremediablemente, la ciencia y la tecnología se han politizado y vuelto más complejas, y su imagen benefactora ya no se debe dar por supuesta, ni sus practicantes pueden pretender mantener su estatuto tradicional en la sociedad.

Además de los riesgos, el desarrollo aporta nuevas formas de relación y nuevos valores. No podemos concluir que la tecnología sea buena, mala o neutra. Dependerá de la responsabilidad en el uso y del análisis preventivo de las consecuencias antes de tomar las decisiones. En una nota publicada en el diario Clarín Daniel Filmus afirma: “Una educación que forme ciudadanos participativos y solidarios, que utilicen críticamente las nuevas tecnologías, ayudará a la construcción de una sociedad más justa, humana y sin exclusiones”. Una vez más, el papel de la educación es vital. Y aunque parezca sólo un deseo o un sueño recordemos las palabras de Eduardo Galeano: “?Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible…”


sábado, 12 de enero de 2008

De vez en cuando La Vida



De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
y a colores se despliega
como un atlas,
nos pasea por las calles
en volandas
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
coge nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como el niño
cuando sale de la escuela.

De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.

De vez en cuando la vida
se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño
tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas
por no romper el hechizo.

De vez en cuando la vida
afina con el pincel:
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla.

De vez en cuando la vida
nos gasta una broma
y nos despertamos
sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados
sobre una calabaza.